(Este es un texto de Emiliano Romero, Mariana García y Frida Aguilar)
El internamiento forzado y masivo de miembros de la minoría étnica uigur en los denominados campos de “reeducación política” en la región de Xinjiang, China, es un asunto que suscita honda preocupación por parte de la comunidad internacional ante la severidad y magnitud de los crímenes perpetrados por parte del gobierno de China en contra de la población uigur, bajo el argumento de “combatir el extremismo religioso y el terrorismo”. En contraparte a la narrativa oficial, distintas organizaciones internacionales, tanto gubernamentales como no gubernamentales, han expresado su postura e inquietud con respecto al tema, señalando las graves violaciones a los derechos humanos, que incluyen el establecimiento de un régimen de vigilancia intrusivo y desproporcionado que atenta contra la libertad e integridad humana, discriminación, detención y privación arbitraria de la libertad, negación de derechos jurídicos básicos, adoctrinamiento político y asimilación cultural forzada, entre otras severas vejaciones; por lo que han instado a la atención y movilización de la comunidad internacional para detener los crímenes cometidos por las autoridades chinas.
¿Quiénes son los uigures y qué está pasando?
Los uigures son una minoría étnica turcomana que habita la región septentrional de la República Popular de China de Xinjiang, oficialmente llamada la Región Autónoma Uigur. Los uigures son una de las 56 etnias reconocidas en el país y componen el 9% de la población china [1]. En Xinjiang, componen cerca del 40% de la población de la provincia, la cual comparten con otras minorías étnicas además de la etnia mayoritaria china Han [2]. Este grupo étnico practica el Islam suní, tienen sus propias costumbres, su lengua es de origen túrquico y su alfabeto es árabe [3].
A partir del 2014 se instauraron los centros de reeducación, en donde se reclutan uigures arbitrariamente y se les interna por tiempo indeterminado en estos centros. El gobierno chino ha argumentado que son escuelas para reivindicar a aquellos uigures que han sido influenciados por creencias del islam fundamentalista, radical y terrorista [4]. Los campos de detención tienen como objetivo “oficial” cambiar el comportamiento y el pensamiento de los uigures en términos políticos y culturales, para lo que se satura a los uigures con prácticas obligatorias que reflejen el régimen confuciano y comunista del país, entre otras prácticas de tortura psicológica y física de la cual no hay suficiente información documentada, pero se sabe que se les obliga a comer cerdo y a tomar alcohol, se humillan a los reclutados, junto con prácticas de lavado de cerebro, el forcejeo físico, golpes, encadenamientos por horas, tortura con agua (conocida como el submarino) y ataduras durante largos periodos en un artilugio de metal con púas llamado la “silla del tigre”, entre otros métodos de tortura [5].
Además, se habla que el gobierno chino ha impuesto un “estado policial de pleno derecho” en Xianjiang, entendido como la implementación de programas totalitarios de vigilancia a través de elementos policiales nacionales, que buscan identificar el extremismo religioso y deshacerlos [6]. Entre las medidas utilizadas para esto, se encuentra la restricción de libros uigures, artículos representativos del Islam, la confiscación de pasaportes que les impide viajar, también se les hacen escáneres de reconocimiento facial en las estaciones de tren y autobuses para controlar sus movimientos, se confiscan sus teléfonos móviles para tener su información privada, además de que se han implementado cámaras en viviendas y se introdujeron sustancias como el tabaco y el alcohol, tradicionalmente prohibidos por el Islam, para segmentar sus valores tradicionales.
Desde el enfoque de derechos humanos, distintas organizaciones internacionales, tanto gubernamentales como no gubernamentales, han mostrado su postura e inquietud con respecto a la situación por el internamiento forzado de cerca de un millón de personas de la etnia minoritaria musulmana uigur en los llamados “campos de reeducación política” que China ha establecido en la provincia occidental de Xinjiang, cometiendo severas violaciones a los derechos humanos, bajo el argumento de responder a una política que pretende “combatir el terrorismo y el extremismo religioso”.
De acuerdo con el documento “Observaciones finales sobre los informes periódicos de China”, publicado en agosto de 2018 y redactado por el Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD), los expertos han manifestado su “alarma” ante la situación de reclusión forzada de miembros de la minoría musulmana uigur e insta al gobierno de Xi Jinping a liberar a las personas que han sido detenidas, cuya cifra podría ascender desde decenas de miles a un millón de personas.
De igual manera, diversas ONG´s que se dedican a la promoción y protección de los derechos humanos a nivel internacional, tales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, han expresado su preocupación sobre los abusos cometidos contra la comunidad uigur en la provincia de Xinjiang, por parte de las autoridades chinas. De acuerdo con Amnistía Internacional (AI) existen numerosas razones inquietantes sobre la situación los derechos humanos en China, mas la gravedad y escala de los abusos cometidos en contra de los uigures requiere urgentemente de la atención y movilización de la comunidad internacional para frenar la campaña que, particularmente desde el año 2017 las autoridades chinas han intensificado, cometiendo actos de “internamiento masivo, vigilancia intrusiva, adoctrinamiento político y asimilación cultural forzada contra las personas de etnias uigur y kazaja y los miembros de otros grupos étnicos” [7]
Por su parte, Human Rights Watch (HRW) se ha sumado a las críticas en contra de la campaña de discriminación, internamiento forzado, vigilancia intrusiva y desproporcionada del gobierno chino en contra de la población uigur, calificándolo como “el caso más masivo de detención arbitraria en décadas”, según lo expresa en su Informe Mundial 2020.
De acuerdo a investigaciones realizadas por dicha organización, cerca de un millón de funcionarios y miembros del Partido Comunista de China (PCCh) llevan a cabo visitas espontáneas a las familias musulmanas para examinar, documentar e informar sobre acciones que son consideradas como un “problema”, por ejemplo, no demostrar una lealtad absoluta al PCCh. A partir de los datos recabados se determina quiénes deben ser recluidos en los campos de “reeducación”, en donde la única manera de recuperar la libertad es mostrando entre otras cosas la adoración hacia Xi Jinping y el PCCh, así como hablar mandarín y abandonar la fe islámica, lo cual según la organización: “refleja la determinación totalitaria de modificar el pensamiento de las personas hasta que acepten la supremacía de las normas del partido” [8]
La región de Xinjiang resulta de gran interés para el gobierno chino ya que en esta zona se encuentran grandes reservas de hidrocarburos, carbón y uranio; además, como relata Nicolás De Pedro en su texto, esta región se está convirtiendo en un importante punto estratégico ya que actúa como puente entre la China central y costera con Medio Oriente y Europa.
Si bien existe un historial de conflicto basado en ideas independentistas entre miembros de la comunidad uigur y el gobierno de la República Popular China, las acciones emprendidas por las autoridades de dicho país en contra de los uigures en la región de Xinjiang constituyen actos de abuso de poder, que corresponden a crímenes internacionales y graves violaciones a los derechos humanos, que atentan contra la libertad e integridad humana.
El internamiento forzado y masivo de cerca de un millón de personas, así como otras graves vejaciones, debe conllevar la atención y movilización inmediata de la comunidad internacional para investigar, detener y sancionar a los autores de dichos crímenes; pues de lo contrario estos hechos pasarán a la historia como muchos otros crímenes en donde la comunidad internacional miró y no hizo nada ante el dolor y las injusticias cometidas contra cientos de miles de personas.
Referencias
[1] Redacción. 2009. “¿Quiénes son los uigures?” El País. Recuperado el 15 de abril de 2020 de: https://elpais.com/internacional/2009/07/07/actualidad/1246917608_850215.html
[2] Martí, Rafael. 2018. „ ¿Por qué China ha recluido a un millón de musulmanes en campos de internamiento?”. PlayGround. Recuperado el 15 de abril de 2020 de: https://www.youtube.com/watch?v=lUVqQgGX1Ok
[3] El País 2009
[4] Martí 2018
[5] Malik, Adeel. 2018. “Muslims inmates in China detention camp forced to eat pork, drink alcohol and physically tortured as some commit suicide”.
[6] The Economist 2018
[7] Amnistía Internacional. 2019. China: El secretario general de la ONU debe denunciar públicamente las violaciones de derechos humanos cometidas en la Región Autónoma Uigur de Sinkiang. Recuperado de: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2019/09/china-un-secretary-general- must-publicly-denounce-human-rights-violations-in-xinjiang
[8]Human Rights Watch. 2020. Informe Mundial 2020: La amenaza global de China para los derechos humanos. Recuperado de: https://www.hrw.org/es/world-report/2020/country-chapters/337616#30a34f
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