Este es un texto escrito por Emiliano Romero y Ana Limón

“Estábamos trabajando allá en Funter y nos agarraron a balazos. Mataron a una chica trans.
Es violencia, discriminación, humillación, osea muchas cosas.
Por eso yo ya no aguanto estar en El Salvador”

Johana 2019

La migración de personas de la comunidad LGBTTIQ+ a nivel internacional no es un fenómeno moderno, sino todo lo contrario. Tomando en consideración que la diversidad sexual y de género data desde el principio de la historia, se puede afirmar su presencia en la movilidad humana a través de distintos territorios y fronteras desde hace siglos. Sin embargo, por lo menos en el caso de México, durante el s. XXI se distingue una mayor visibilización de las personas migrantes LGBTTIQ+ provenientes de países centroamericanos. Recientemente, la Coordinadora de la Organización Internacional de la Migración (OIM) en Tapachula, Claudette Walls, ha expresado que “particularmente en la frontera sur de México, desde 2013 hemos visto un poco más de visibilidad en los flujos migratorios de personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales, principalmente del norte de Centroamérica. Esto no significa que no hayan estado presentes antes e incluso desde siempre; sino que hay mayor visibilidad de ellos y ellas” (Walls en OIM 2017).

Además de las causas que obligan a toda persona migrante a huir de sus países en la región de centroamérica, caracterizada por la violencia generalizada, la situación de pobreza extrema y marginalización, así como las graves consecuencias de la crisis climática, la comunidad LGBTTIQ+ sufre una violencia exponencial por una histórica discriminación, efecto de una sociedad machista, heteronormada y transfóbica. Debemos tener presente que América Latina y Caribe es la región del mundo donde más se contabilizan crímenes de odio con base en la transfobia, con 8 de cada 10 casos, siendo Honduras el país que la encabeza con mayor número relativo de asesinatos de personas trans con 9.56 por millón de habitantes (Transgender Europe 2016 citado en Gutiérrez 2017).

Entre las principales violencias que experimenta dicha población en sus países de origen, se resalta: la violencia intrafamiliar, ya que desde muy temprana edad, especialmente las personas trans, sufren en sus propios hogares de discriminación y violencia. Muchas de ellas son golpeadas brutalmente, molestadas continuamente y en varias ocasiones son expulsadas de sus hogares: “el alto número de jóvenes trans tempranamente expulsados de su núcleo familiar termina por traducirse en las elevadas cifras de trans severamente empobrecidas a lo largo de su vida” (Gutiérrez 2017).

Por otro lado, se destaca la violencia pandilleril por parte de grupos como la Mara Salvatrucha y Barrio 18. Nada se mueve en gran parte de las colonias de Guatemala, Honduras y El Salvador, sin que las pandillas estén enteradas y/o lo permitan. En este contexto de violencia generalizada y sistemática ejercida por dichos actores no estatales, es particularmente grave la violencia que sufre la comunidad LGBTTIQ+, al ser víctimas de constantes hostigamientos, violaciones, prostitución forzada y asesinatos por razón de género u orientación sexual: “los pandilleros las aborrecen, pero las utilizan bajo amenazas para la venta de droga y la prostitución” (FM4 Paso Libre y Dignidad y Justicia en el Camino A.C. 2017). En suma, no existe espacio seguro para la comunidad LGBTTIQ+ en sus países, sus hogares pueden ser el peor infierno, y las calles un continuo peligro de ser asesinadas y asesinados.

Lamentablemente, todas las personas que se ven obligadas a abandonar sus hogares afrontan una serie de adversidades que transgreden su seguridad humana a lo largo de su tránsito por México, que constituye una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo. En el marco de esta alarmante situación, se resalta la grave crisis de violencia que experimentan las personas de la comunidad LGBTTIQ+ por el conjunto de identidades que les atraviesan. Entre las principales violencias se resaltan las siguientes: problemas para acceder a la identidad de género diversa, especialmente lxs migrantes trans, esto conlleva importantes implicaciones prácticas y jurídicas en materia de protección a sus derechos por no contar con documentos correspondientes a su orientación sexual y expresión de género. Asimismo, se destacan enormes dificultades para obtener un trabajo estable, debido a los prejuicios de las empresas y funcionarios públicos que reproducen la ideología dominante heteronormada y discriminatoria.

Igualmente, se destaca la negación sistemática del acceso a servicios básicos como la educación o la salud. En este sentido, el Estado mexicano no ha respondido eficientemente a las urgentes necesidades de atención médica que requiere gran parte de la población migrante, quienes sufren de distintos problemas de salud, tanto físicos como emocionales, derivados del trauma que experimentan desde sus países de orígen y que se agravan en su tránsito por México.

En el caso particular de la comunidad LGBTTIQ+ se resaltan problemas de salud vinculados a enfermedades de transmisión sexual como el VIH/Sida, que requiere de un tratamiento constante y especializado que muchas personas no reciben por la falta de documentos que acrediten su estancia permanente o temporal en México. Además de todo este conjunto de discriminaciones generalizadas, se resaltan los delitos de alto impacto que se cometen en contra de la comunidad migrante LGBTTIQ+ en México por parte actores estatales u organizaciones criminales, quienes muchas veces actúan bajo la aquiescencia o auspicio del Estado. Por esta razón, la OIM ha expresado que en México “las personas gays, lesbianas, bisexuales, trans e intersexuales enfrentan un gran riesgo de ser víctimas de discriminación, extorsión, secuestro, trata de personas con distintos fines, violencia sexual y de género” (OIM, 2017).

Dos de las muchas carencias de las políticas y protocolos migratorios en México es la falta de datos desagregados y ausencia de la incorporación de una perspectiva de género. La falta de identificación de personas de la diversidad es en sí una violencia y discriminación en contra de la comunidad. El reconocimiento de las personas lésbico, gay, bisexual, inter y trans es el primer paso para lograr la protección, asistencia e integración. Y viceversa, si no se les reconoce, garantizarles una vida digna en el país de tránsito y destino se complejiza. Adicionalmente, la normativa en torno a los migrantes LGBTTIQ+ es nula, al no existir ninguna disposición oficial que siquiera mencione la existencia de las personas de la diversidad; lo cual les deja en completa desprotección.

Las buenas prácticas en cuanto a la adopción de un enfoque de género y de interseccionalidad ha sido llevada a cabo por refugios y por una serie de actores no estatales. El caso más paradigmático es el de “La 72 Hogar y Refugio”. Se trata de una organización de la provincia franciscana “San Felipe de Jesús” en Tenosique, Tabasco que brinda refugio y protección a las personas migrantes en su paso por esta localidad. La 72 ha adoptado como objetivo convertirse en un espacio seguro y de libre expresión para la comunidad LGBTTIQ+.

El caso de La 72 es solo un caso de varias organizaciones lideradas por actores no estatales que dan cuenta de que existen personas y colectivos desde sociedad civil que se están organizando y llevando a cabo buenas prácticas que verdaderamente están dando una protección adecuada a la población migrante más vulnerable. Y, que están tomando un rol fundamental para llenar los huecos vacíos que deja el gobierno en cuanto a la salvaguarda de los derechos humanos y la dignidad de las y los migrantes, además de socializar herramientas y modos apropiados de operar, así como ejercer presión a las autoridades.

Es un hecho que la movilidad humana no va a disminuir si persisten las graves problemáticas estructurales que obligan a las personas a abandonar su tierra, hogares y familias, cargando la vida sobre sus espaldas para sobrevivir. Mientras que la pobreza, la desigualdad, la hambruna y otras formas de violencia que atentan contra la dignidad de la gente sean la norma en países como Honduras, Guatemala y El Salvador, las personas seguirán tomando la difícil decisión de emprender rutas migratorias cada vez más adversas ante la indolencia de los Estados que levantan muros ideológicos y físicos que les dividen entre “nosotrxs” y “ellxs”, ignorando la humanidad que nos hermana.

En este difícil contexto global de desigualdad y opresión, tampoco parece que las personas de la comunidad LGBTTIQ+ renuncien a su voluntad de huir de sus países en donde son víctimas de una serie de discriminaciones y violencias que sufren por el mero hecho de ser quienes son. Lamentablemente, dicha comunidad no parece importarle en los más mínimo al Estado mexicano ni a sus autoridades que no les reconocen ni respetan sus derechos humanos, sino todo lo contrario, al ser cómplices de los crímenes atroces que se cometen cotidianamente con absoluta impunidad. Ante las graves omisiones del gobierno, muy probablemente sean las organizaciones de la sociedad civil locales e internacionales quienes continúen brindando apoyo y protección a las personas migrantes LGBTTIQ+ que han adquirido mayor visibilidad durante los últimos años. Finalmente, es imprescindible incorporar la perspectiva de género e interseccionalidad al analizar el fenómeno migratorio para reconocer, identificar y nombrar las violencias diferenciadas que experimentan distintas personas y grupos, con la intención de diseñar e implementar estrategias que consideren sus necesidades específicas de protección y asistencia en un contexto más amplio de violencia y discriminación sistémica contra la población migrante y refugiada que reclaman su derecho a vivir dignamente.

Referencias

FM4 Paso Libre y Dignidad y Justicia en el Camino A.C. 2017. Sin lugar en el mundo. Desplazamiento forzado de mujeres por Guadalajara. Jalisco, México: Prometeo Editores. https://fm4pasolibre.org/wp-content/uploads/2018/07/SIN-LUGAR-EN-EL-MUNDO.-DESPLAZAMIENTO-FORZADO-DE-MUJERES-POR-GUADALAJARA.-VERSIO%CC%81N-DEFINITIVA.pdf


Gutiérrez, Víctor Hugo. 2017. “La 72 como espacio intercultural y de emancipación y resistencia trans en la frontera sur de México#. Península 12 (2), pp. 69-94. https://reader.elsevier.com/reader/sd/pii/S187057661730017X?token=E474D6315389E3A81DDE9AC39FBE1E6A99A3726CCC040576ED9AFF15129502BFA9FCB4A4B3DF6926C53DD1274F9F85DC


OIM México. 2017. Población migrante LGBTI en México en situación de vulnerabilidad. https://www.youtube.com/watch?v=VZMo-49JNdE

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